Responsable Pasantía Argentina: Carol Canales

Esta pasantía tiene por objetivo principal intercambiar experiencias con alumnos y docentes de la Escuela Agrícola Miramar, conocer el país vecino y cómo se lleva a cabo la producción agrícola en él, teniendo en cuenta la diferencia de suelos y paisajes además de su cultura.

Para la mayoría de los alumnos fue su primer viaje en avión y su primera salida del país, lo que provocó una abertura de visión de mundo  tremenda, eliminaron creencias arraigadas desde los prejuicios que tenían acerca de los argentinos, pudieron conocer otras maneras de cultivar y trabajar la tierra muy distinta a la que ellos y ellas conocían, perdieron muchos miedos y se dieron cuenta de que salir de Chile no es tan difícil como pensaba.

El colegio que visitamos fue el liceo agrícola de Miramar, desde allí nos trasladaban a distintas empresas y estancias donde podíamos observar distintas prácticas agrícolas y pecuarias

Visitamos estancias privadas de cultivo de zanahorias, perejil, una empresa de puré de papas, un frigorífico donde se procesaba la remolacha, estancias de lecherías y crianza de vacunos.

Dentro de los lugares visitados está la ciudad de Miramar a orillas del mar y su museo a cielo abierto, el centro de Buenos Aires, Caminito y Mar del Plata



La travesía comenzó una madruga de día domingo en las afueras del Liceo agrícola El Carmen esperando a que todos los participantes de esta aventura aparecieran , iban llegando acompañados de sus padres y familiares, todos estábamos nerviosos, pero expectantes, Don Feñita y el furgón del liceo fueron quienes nos llevaron al aeropuerto, estábamos temerosos de que quedáramos en pane, pero no fue así y llegamos con tiempo de sobra  a nuestro destino, nos dispusimos a tomar desayuno dado que el viaje nos había abierto el apetito, luego de una merienda liviana nos dirigimos a realizar el check in, nuestras maletas fueron ingresadas y el temor de lo desconocido se veía reflejado en los ojos de los alumnos y de Luquita, esperamos unos minutos y llegó el momento de abordar, comenzamos a subir al avión y buscar los asientos , algunos más nerviosos que otros, pero el viaje se llevó a cabo sin mayores contratiempos, todos habíamos experimentado el típico vacio de estómago al despegar y al aterrizar, algunos agradecían por haber llegado vivos a Mar del Plata, ahora nos tocaba viajar a Miramar, otros 45 minutos.

Se suponía que en Miramar nos esperaban para trasladarnos a la casa de la directora del liceo agrícola de Miramar  Mariana, pero no era así, tras la llamada realizada por un guardia del aeropuerto supimos que el furgón se había ido sin nosotros, pero que volvería a recogernos, así que nos tocó esperar, pronto estuvimos en la casa donde nos esperaban dos estudiantes del liceo con pizzas de huevo y salame, muy simpáticos ambos. Al día siguiente nos pasaron a buscar temprano y nos recibieron con un acto y bailes típicos de la zona y durante toda la semana estuvimos visitando estancias, conociendo profesores y estudiantes, viendo procesos de distintas índoles y conociendo un poco más de nuestros vecinos en la compañía de “Churrasco” el conductor del furgón y nuestro querido amigo, quién hasta cocinó para nosotros milanessa. La noche previa a nuestra partida en el liceo nos hicieron una despedida donde compartimos con todos aquellos habíamos conocido, sin duda, fue maravilloso y nos venimos con un mate con la insignia del liceo.

El día viernes nos fueron a dejar a Mar del Plata, compartimos un desayuno con nuestros queridos amigos y nos dirigimos a Buenos Aires, ahí nos esperaban para llevarnos al hotel y realizar un tour por la zona turística más conocida “Caminito”, bailamos tango o hicimos el intento, recorrimos las calles de la ciudad y comimos parilladas argentinas, compramos obsequios y nos despedimos de nuestros vecinos, pero no con un adiós, si no que con hasta luego, todos teníamos los deseos de volver , pero con más tiempo.